Nocturno, el que camina con los muertos

junio 26, 2009 at 5:36 pm (La Cúpula, Romanticismo)

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Tony Sandoval, autor del excelente El cadáver y el sofá, ha visto recientemente publicado aquí el primer álbum de su serie Nocturno, que estará compuesta de dos volúmenes.
Nocturno se adapta a la forma de un cuento fantástico cuyas páginas despiden un aroma de marcado cariz romántico y que está protagonizado por Seck, un adolescente que, huyendo del hogar de un hermano de su fallecido padre, acaba refugiándose en la paz que le proporciona ser el cantante de un grupo de heavy metal, junto a Rojo, guitarra y amigo de toda la vida, y Karen, su amor. Desafortunadamente para Seck la dicha le durará poco, cuando las envidias desaten la cólera de una banda rival y aparezca su padre muerto para sumir su joven corazón en las llamas del odio y la violencia.

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Leer Nocturno, el que camina con los muertos y proceder a una valoración es harto difícil e injusto en tanto que sólo es el primero de los dos álbumes que compondrán la serie. Como muestra, un botón: El álbum finaliza de forma abrupta, hecho susceptible de descolocar a más de un lector. La historia, por tanto, queda colgada en un cliff-hanger cuya principal virtud pasaría a residir en el establecimiento de un nexo con la forma en que comienza el álbum.
Nocturno presenta una historia que de momento se entrevé simple y que se centra en la inocencia, el amor, la envidia, la venganza y la muerte, temas de evidente alcance universal. Sin embargo, la sencillez en la concepción del argumento se hace extensible a los diálogos, ocasionalmente poco afortunados, y al desarrollo y construcción de los personajes, con la probable excepción de Seck.
Aun así, este álbum posee una innegable fuerza expresiva, explicable en buena parte a la imaginería, hasta cierto punto deudora de Lovecraft,  y la narrativa que utiliza el autor:
Aquí, el espíritu del romanticismo salta a un primer plano nada más constatar la desbordante imaginación que subyace bajo algunas de las escenas con las que a buen seguro el lector podrá deleitarse cuando no alucinar directamente, y que adquieren su culmen cuando participan de la excelente narrativa, por momentos muy cinematográfica, que el autor demuestra poseer de forma sobrada.

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A este respecto no debe pasarse por alto el inconfundible estilo gráfico del autor, que aquí juega con el blanco y negro y el color, y que contribuye a lograr esa expresividad manifiesta que es, sin duda alguna, al menos en mi opinión, posiblemente el principal valor de un álbum del que espero pronto podamos ver publicada su continuación.

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Julius… ¿Caesar?

junio 16, 2009 at 2:06 pm (Oni Press, Planeta, Serie negra)

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Julius, Soltad a los perros de la guerra es una novela gráfica escrita por Antony Johnston y dibujada por Brett Weldele, publicada por Oni Press en los USA y editada aquí por Planeta deAgostini en 2005. Este cómic adapta la obra teatral de William Shakespeare, Julio César, sólo que convirtiendo al destacado líder político y militar de la República romana en un jefe de la mafia londinense.
El tebeo nos habla de los últimos días en la vida de Julius, asesinado por una conspiración orquestada por Cassidy, un destacado jefe de la mafia, que se verá ayudado entre otros por Brett, alter ego del Bruto histórico, hombre de confianza del primero, así como las repercusiones inmediatas que la muerte de tamaño líder comportan.
Como adaptación y a simple vista Julius respeta la estructura de la tragedia del célebre dramaturgo, así como buena parte de los personajes dramáticos que toman parte en un argumento donde están presentes varios de los temas de la obra de Shakespeare, tales como el honor, la ambición, la amistad, la venganza… Aquí el tema del «patriotismo», fundamental en la obra original (Bruto asesina a César en su interés por salvaguardar la República) se ve transformado en lealtad a “la Agencia” (la institución representada por la mafia). Lo cierto es que Johnston pone cuidado en diversos elementos, donde habría que destacar los diálogos, que remiten directamente a la obra que se encuentra en la base de lo que no deja de ser un tebeo de serie negra. Otro detalle que evidencia el interés del guionista por indicar que Julius encarna a Cayo Julio César es el plural mayestático que usa de forma habitual.
Ahora bien, ¿funciona bien Julius como cómic? Para empezar debe tenerse en cuenta que el tebeo tiene menos de 150 páginas a lo largo de las cuales aparecen e interactúan una veintena de personajes.El formato es pequeño, de tres o cuatro viñetas por página. En resumidas cuentas, todo un desafío para el equipo artístico.
Dicho esto, en la parte positiva debe reconocerse que el tebeo se lee de forma fluida. En la negativa, sin embargo, a veces se echa en falta una caracterización más detallada, aspecto que también afecta al aspecto gráfico ya que el estilo de Weldele se ciñe a una simplicidad funcional que exige del lector un esfuerzo por identificar nimios detalles descriptivos que le permitan diferenciar a unos personajes de otros ya que todos ellos gustan de vestir de Armani. Esta circunstancia también afecta al escenario en el que acontece la acción, un Londres que bien podría ser Los Angeles o París. Por otro lado, la plasmación en cómic de la obra teatral de Shakespeare contiene ideas originales que desafortunadamente no son explotadas como quizás debieran haberlo sido (el hecho de que Julius sea negro es una de ellas).
Un tebeo personal, difícil de llevar a cabo y entretenido, que aunque no llegue a satisfacer las expectativas que un lector podría albergar de conocer su fuente de inspiración sí que puede que contente al fan de thriller de serie negra.

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Wet Moon (TPBs I-IV)

junio 15, 2009 at 8:01 pm (Oni Press, Uncategorized)

La mejor manera de describir esta serie de Oni Press que firma Ross Campbell es usando el siguiente calificativo: atípica. Y en tanto que tal, bastante interesante.
Pero vayamos por partes.

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Wet Moon es un soap opera protagonizado por jóvenes cuyas pautas de comportamiento no difieren especialmente de aquellas propias de la adolescencia y que recibe el nombre de la población norteamericana (ficticia) donde acontece la acción. Aun así, creo curioso apuntar aquí que Wet moon también es el nombre que recibe una fase lunar cuyo origen hay que buscar en la mitología hawaiana; fase que todo sea dicho de paso también responde al nombre de Cheshire moon, término que invita a dejarse llevar por el ensueño.
Wet Moon tiene un amplio elenco de personajes cuyas vidas se cruzan en un sentido u otro, si bien podría decirse que de entre todos ellos destaca uno en especial, Cleo Lovedrop, que vendría a detentar una posición central dentro del esquema general de relaciones personales que refleja la serie.
A primera vista lo que más llama la atención de los personajes de Wet Moon es su aspecto. ¿Y qué mejor forma que describirlo que con imágenes?


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Cleo junto a Meiko (aquí hasta los gatos tienen mucho que decir)
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Mara
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Sin duda alguna Myrtle tiene algo en mente
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Malady, con ánimo de rockanrolear
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Audrey desearía que hubiera más referentes de mujeres negras-negras en los medios
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Trilby no puede ocultar su status freaky
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No, no es la escena de un crimen. Es Zia, en plena sesión fotográfica
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Fall es un buen ejemplo del concepto yanki white trash

En Wet Moon las féminas, como habréis reparado, tienen un peso especial, por mucho que ellos también estén presentes. Y sí, me imagino que os habréis dado cuenta de que no acaban de adaptarse al canon de mujer que suele ser habitual encontrar en la mayor parte de la producción comiquera yanqui, que como sabéis está constituida por los tebeos de superhéroes, género al que, por extraño que parezca, se hacen bastantes guiños en la serie.
Pero quiero que prestéis atención al aspecto que exhiben buena parte de los personajes presentados. Sin duda alguna este punto es el que inmediatamente llama la atención del lector con tan sólo pasar las páginas del primer TPB, Feeble Wanderings, y a partir del mismo éste se hace una idea de la forma de ser del personaje de turno. Lo mismo les pasa a aquellos personajes cuando entran en contacto por primera vez con un recién llegado o un desconocido. ¿Acaso no asociamos determinadas características a un objeto, en este caso una persona, en función de su aspecto? ¿Y en función de qué? Aquí entraría en juego el cliché y/o el prejuicio.
Esta reflexión es importante llegados a este punto porque actúa en connivencia con otra idea, la de la máscara: Nos escondemos detrás de máscaras creadas por nosotros mismos, observación que aquí, además, entra en estrecha relación con el tema de la adolescencia, etapa decisiva en la formación personal del individuo y que a menudo se caracteriza por un fuerte sentimiento de inseguridad ligado al desconcierto provocado por toda esa caterva de cambios, de diversa naturaleza, que vienen a sacudirle. El origen de esa inseguridad a veces reside en una insatisfacción con nuestro propio físico. En otras ocasiones la importancia otorgada a ser aceptados por el círculo de iguales/amigos, que en esta etapa sustituye el protagonismo hasta entonces detentado por las figuras familiares, lleva a la adopción de determinadas pautas de comportamiento que tienden a enmascarar la auténtica naturaleza personal del individuo.

cleo espejo
La conclusión que extraemos es que los personajes de Wet Moon transmiten al lector una impresión inicial que evoluciona con el transcurso de la serie. La verdadera naturaleza de dichos personajes paulatinamente se materializa a los ojos de aquél. El lector se convierte en un espectador oculto que tiene acceso a la inviolable intimidad de los pensamientos del personaje, plasmados en extractos de diarios personales cuya inserción en la obra interrumpe la fluidez narrativa de las viñetas, y así accede a la auténtica forma de ser de éste, que ocasionalmente está en abierta contradicción con la imagen que de él se tenía desde el principio. Y bajo esa máscara a menudo se descubre, quizás con sorpresa, una realidad mucho más anodina y «normal» de lo que pudiera haberse pensado a poco de iniciar la lectura.

Abría este post hablando de lo atípico de la serie. Sigamos con ello.
Uno de los aspectos más importantes de Wet Moon es lo que me gusta definir como Lo Extraño.
¿Qué és «Lo Extraño»? Quizás un subnivel de la realidad , que participa de lo fantástico y que de tanto en tanto irrumpe, teniendo como consecuencia más evidente inquietar al lector, espolear su curiosidad y llevarle a formular muchas preguntas. Con otras palabras podríamos decir que acontece de improviso un suceso extraño, quizás surrealista, que entra en conflicto con la cotidianeidad materialista propia del soap opera.
Este planteamiento me recuerda a la serie televisiva Twin Peaks. Aparte de la correspondencia que existe entre ambas historias en lo que se refiere a la inclusión de lo fantástico en un entorno real estructurado en base a relaciones interpersonales, también pueden observarse similitudes en cuanto a temas, pesonajes y ambientación. Como no quiero spoilear la historia me ceñiré a citar algunos ejemplos «inofensivos»:
En Twin Peaks se ha producido un asesinato envuelto en extrañas (extrañísimas) circunstancias. En Wet Moon no se ha dado ninguna muerte similar (todavía), si bien sí que han desaparecido algunas personas. Por otro lado, la pintoresca galería de personajes que habitaba Twin Peaks puede reflejarse en Wet Moon en un supuesto agente del FBI que merodea la población con un mono colgado de su hombro. Finalmente parte de la acción en Twin Peaks tiene lugar en sus frondosos bosques, mientras que Wet Moon cuenta con un Forest of Doom (por no hablar de sus pantanos). Así pues no es de extrañar que dos personajes de esta serie acaben entablando una conversación donde aparezcan tanto Twin Peaks como el agente Cooper.
Así, la historia de Wet Moon se nutre no sólo de relaciones interpersonales, sino de unos misterios cuyo secretismo invita a dejarse llevar por el ensueño y la imaginación: Hay otros mundos… pero están en éste (Paul Éluard)

Pero Wet Moon es un cómic atípico por más razones:
Hablar de adolescencia, aunque como en este caso sea tardía, implica hablar de sexo, y en pocos tebeos yankis había leído sobre este tema de forma tan desinhibida y desnuda de prejuicios y/o clichés.
En Wet Moon asistimos al desconcierto que la adolescencia puede acarrear en lo que respecta a la identidad sexual del individuo, que ha de ponerse en relación con un enfoque de la homosexualidad posiblemente más cercano a la realidad que la aproximación más habitual que tanto éste como otros medios han realizado del tema.
Por otro lado, la serie toca el concepto de la nueva carne, entendiéndose como tal una expresión estética basada en la transformación o metamorfosis del cuerpo humano, y que han tratado autores como Clive Barker, David Cronenberg o Charles Burns (en literatura, cine y cómic respectivamente). La importancia otorgada al piercing sería sintomática, así como la inclusión de un personaje (Fern) que ejemplifica la dicotomía entre una voluntad por controlar su propio cuerpo enfrentada a la impotencia con que se enfrenta a una malformación corporal.
fern
Significativa es, igualmente, la importancia que merece a este respecto el tema de la identidad. Con todo parece que el tema interesa al autor, ya que queda un poco más claro quizás en otra de sus obras, Water Baby, la historia de una chica que se dedica al surf y que pierde una pierna al ser atacada por un tiburón, mutilación que podríamos poner en relación con la sufrida por uno de los personajes de Wet Moon, Zia, que perdió su brazo izquierdo en un accidente de tráfico (¿estamos acaso ante un guiño a «Crash», película dirigida por David Cronenberg basada a su vez en una novela de Ballard?).

Ross Campbell es el autor completo de Wet Moon. A él debemos un dibujo que se debate entre el realismo y la influencia del manga (que se hace más evidente a partir del tercer volumen cuando Cleo ve sus ojos aumentados sustancialmente), con ciertos fondos verdaderamente trabajados donde el detallismo a veces no hace sino darnos indicios de tramas que atañen a algún que otro personaje. De igual manera se tiene que destacar el cuidado puesto en la caracterización de los personajes.

Por lo que respecta al aspecto narrativo podría decirse a nivel general que la lectura es fluida,si bien la inserción sistemática de fragmentos del diario personal de Cleo (cuya caligrafía no es que digamos fácil de entender) y la inclusión de «capturas de pantalla» de los blogs de Mara o Audrey actúa claramente en perjuicio del ritmo. La norma es la linealidad, aunque a veces Campbell se permite algún flashback al servicio del guión que le reporta muy buenos resultados, que también puede aplicarse a las escenas donde se utiliza el silencio como recurso narrativo.

Finalmente creo necesario mencionar la complicidad que Campbell establece entre los personajes que pueblan Wet Moon y el potencial lector de la obra. Ésto lo consigue de múltiples maneras: permitiendo que el lector acceda a la intimidad de los personajes, sirviéndose del humor en escenas delirantes, apelando a una cultura susceptible de ser compartida y constituida por constantes referencias al cine, la música y, por supuesto, el cómic.

Ya para acabar, una pequeña reflexión: ¿Veremos un final de Wet Moon que satisfaga al lector? Porque a lo largo de las setecientas y pico páginas que hemos leído se han planteado varios misterios que parece que distan de ser explicados en breve, por mucho que la historia avance. ¿Acaso no estará Campbell alargando una historia que ha demostrado ser la que mejor suerte ha merecido del conjunto de su obra como artista? Quizás el quinto volumen, anunciado este mes en el catálogo americano del Previews, sirva para proporcionar alguna pista que nos permita contestar estas preguntas.

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¿Te has quedado con ganas de saber más?
Wet Moon, otra reseña a cargo de Werewolfie en su muy recomendable blog.
The Abandoned, reseña del cómic de zombies y nenas guerreras de Campbell.
– Página oficial de Ross Campbell (con links a entrevistas y un largo etcétera).

– Wet Moon es una serie originalmente publicada por Oni Press. Aquí está siendo publicada por la editorial Norma (hasta la fecha están disponibles los tres primeros tomos).

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